jueves, 17 de diciembre de 2009

Rojo

El restorán del Paladium Inn en la terraza, justo arriba del piso sesenta y siete, era de forma semicircular rodeado de ventanas, algunas abiertas sobre el abismo.-
Una sensación de altura y vacío, cuando de a ratos el viento, hacia flamear los manteles colorados de las mesas, te ponía inquieto.-

Yo no habría elegido éste lugar, pero sí Andrea, que llegaría por fin en un rato.-
El Paladium y frutillas con chocolate fueron sus condiciones. -
Ausencia de cualquier objeción de mi parte .-
Andrea venía de difícil acceso y el largo trayecto de masculinidad, abundante en lisonjas de toda índole, flores, traslados y promesas varias, (algunas francamente inéditas) había sido además, arduo .-
Asi que de Gancia con hielo y limón, me dispuse a esperar entre feliz y atento, sentado a continuación, de una de las grandes ventanas abiertas. -

El enorme salón, con solo cuatro o cinco mesas ocupadas,ofrecía un plus de discreción e intimidad, muy conveniente...


(-"Difícil que nos vean por aqui"-)..., pensé , algo menos tenso...


De noche, con una cocina excelente, y la ciudad  cien metros debajo iluminada, el lugar se ponia a tope.-
Tres mesas mas allá un joven rapado, escribía ensimismado en su notebook, sorbiendo a ratos café, de una taza chata y blanca con logo.-
La hermosa mujer otoñal, de pelo largo muy negro, con rodete, nerviosa pero sonriente, se esforzaba para que tres chicos rubios, de edades muy cercanas, tuvieran su taza con chocolate y su alfajor, delante.-
Enfundada en un amplio vestido de gasa blanca larguísimo, su celular sonaba ahora a buen volumen...


"-Ya llegamos ,hija" su voz se escuchaba limpia , firme..
."¡¡¡¿¿¿Cuanto???!!!...bueno acá estaremos ... apuráte"...
... "¡ Abuela, alcanzáme!"...los chicos hablaban entre si, muy movedizos.-

Pegada a una de las columnas, en una pequeña mesa circular, dos chicas orientales, con  uniformes rojos y sombreritos de una compañía aérea, compartian un té con torta de guindas, hablando con sus caras muy cerca ...
Ambas miraban con insistencia, el gran reloj del salón. Tenían poco tiempo y mucho para contarse.-
Reian al unísono ...

Tres hombres de grave expresión, con trajes oscuros y portafolios a sus pies, tomaban café,mirando impacientes sus relojes...
A uno de ellos, con anteojos negros espejados y pelo negro muy corto, el saco se le había trabado, en la culata de una 9 mm., sujeta al cinturón .-
Su compañero, sentado frente a él, se inclinó sobre la mesa, susurrándole algo ...
El de los anteojos, se cerró el saco rápidamente, mirando inquieto a su alrededor.-


Alejados, una pareja grande se miraba en silencio, buscándose las manos sobre el mantel rojo.-

En un recodo del salón, a la derecha, el tipo del pelo rubio cortado cepillo, vestido de negro y fumando, miraba todo distraídamente.-
Sobre su mesa, se escuchaba bajito un handy, vecino a un largo vaso con jugo de naranjas.-

La plateada y enorme puerta del ascensor, se abrió sin ruido y la rubia del channel rosa y los zapatos rojos de gran tacón, dió dos firmes pasos al frente, mirando donde pisaba...



Eligió una mesa cercana a la mia,y se sentó cruzando las largas piernas .-
La brisa le hizo entornar los  enormes ojos claros, llenos de pestañas, y alzar por un largo instante, la mirada  a los ventanales.-
Se anunció además con un intenso perfume.-
Quitándose el pelo de la frente, abrió un neceser rojo.-
Apareció un atado de Gitanes...
Un cigarrillo entreabrió sus gruesos labios rojos ... buscó encenderlo,cuando se detuvo a su lado, presto, el camarero de chaqueta punzó, con un gran encendedor de mesa ...
Prendió exalando el humo con violencia ...
Algo le dijo la rubia ...
El mozo volvió enseguida, con un vaso hasta arriba de algo rojo...
La joven  agradeció sonriendo ...


...("Frutillas o tomate")... pensé...


Bebió largamente, luego de meterse bien dentro de la boca, una ovalada pastilla roja.-
La copa fue agotada... cerró los ojos mucho tiempo y respiró profundo...

Mirándola fijamente, con vehemencia aplastó la colilla, en el enorme cenicero de cerámica blanca .-
Colocó un sobre rectangular y blanco sobre el mantel... apoyó suavemente la espalda en la silla.-
Acto seguido, tomó del valijín un cepillo y un espejo con revés plateado, de buen tamaño.-
Habia contado yo unas treinta pasadas, por el pelo tan abundante y rubio,  cuando inusitadamente se levantó, y corriendo hacia mi ventana, se arrojó al vacío en silencio ...
Había dejado caer en el trayecto, sobre la tupida alfombra roja, que cubría todo el salón, el cepillo,el espejo que cayó hacia arriba y un pequeño frasco abierto ,con las pastillas rojas ,que se desparramaron a mis pies .-

Un instante después, Andrea radiante en su vestido rojo, ajena,se acercaba sonriendo.-

Al tiempo, cuando el lugar se llenó de confusión y policías, caí en la cuenta,  de que solo yó, había visto todo.-
Las manos me temblaban violentamente ...se me hacía dificil respirar ...no podía salir del gesto, del brazo extendido hacia la ventana ...

"-...Bueno, ingeniero...¿que lo trae por acá?-"..


El doctor Gurevich sonreía frente a mí, detrás de sus grandes anteojos de carey ...


"-Disfunciones, doctor...hace un tiempo...dos meses ... ¿tres tal vez?...me vienen  ocurriendo"-......


Bajé la vista ahora, tratando inútilmente de detener mis manos ...

Eduardo