martes, 19 de marzo de 2013

El Arquitecto


“Ignacio Saint Patrick, apretó un botón, y diez segundos después, entró su secretaria desde hacía treinta años, vestida con un talliuer azul, de falda larga, camisa blanca, y tocada con un perfecto rodete. -

Usaba gafas redondas, con mucho aumento. Si no las llevara puestas, su parecido con Eva Perón, era notable... si Evita, hubiese vivido, treinta años más.-

Su mano izquierda, sostenía una carpeta.-

- "Permiso, señor...

- "Adelante, Edith...

La mujer caminó los diez metros, que la separaban, del escritorio de su jefe...

- ¿Quedó algo para firmar?...

El arquitecto Saint Patrick, sin levantar la vista de su notebook, preguntó, informalmente...

Edith Sofía Fainstein, abrió la carpeta, sobre el amplio escritorio de roble, muy ocupado. Libros, papeles, y rollos de planos, dejaban poco espacio, para intercomunicadores, teléfonos, y una gran lámpara redonda, situada muy abajo, que iluminaba todo el espacio de la mesa.-

El resto del estudio, ahora, casi las siete de la noche, en abril, aparecía en una semi penumbra.-

Hombre robusto, de calvicie incipiente, sacó la vista de la pantalla, girando el gran sillón de cuero negro, y alto respaldo.-

Con la lapicera, que su secretaria le extendía, presionó sus pequeños anteojos, hacia el entrecejo. ..

¿Está todo chequeado, Edith?...

Si señor, el contrato de Goldberg, que tanto esperamos, también...

¡¡ Perfecto... muy bien... por fin!!... se hizo esperar...

Saint Patrick, pasó la vista rápidamente, sobre los folios. -

Confiaba en su personal. Había logrado con los años, formar un gran equipo. Meritorio. No era fácil, en los tiempos que corren...

Su firma era admirada, por todos los que la conocían. -

Dos grandes arabescos, uno al principio y otro al final, trazado con amplitud, para luego extenderse, muy legible su nombre y apellido, y por debajo, una línea ascendente. La firma de un tipo próspero, diría alguien, en el tema.-

Él mismo estaba orgulloso. Adquiría además, una suerte de gesto afectado, con su torso y brazo derecho, apoyando delicadamente, sobre el papel, su mano izquierda, en la que lucía, una gruesa, alianza de oro .-

El contrato aludido, fue leído en cambio, en su totalidad, antes de firmarlo...

¡¡Muy bien!!... ¿algo mas?...

No señor, es todo... no olvide retirar sus estudios, mañana, antes de venir...

Si, claro... gracias...

Por un instante, su rostro se tensó, mirando fijamente a la secretaria...

Vaya nomás Edith, yo cierro...

Gracias señor, hasta mañana.-

Dejó caer sus anteojos, que colgaron de un cordón,...

Se tomó el rostro con ambas manos, acodado en el escritorio...

Así estuvo unos minutos, bajo la lámpara...

Con un suspiro se levantó, y se sirvió, un vaso de agua...

Será mañana... murmuró...

Descolgó el auricular, de un rojo brillante...,

- ¡Evangelina!... ¿como estás, amor?...

(pausa)...

-Aquí estoy, esperando que éste día terrible... termine...

(pausa)...

-¡No!... ni hablar...solo quiero... ¡necesito, llegar a casa!... ¡como nunca lo necesité!...

El arquitecto, se tomó el bajo vientre, con un gesto de dolor, silencioso, pero muy marcado...

-Mañana almorzamos juntos... ¿te parece?... te llamo, beso...si eso haré... te amo...

(- ¡Dios!... ni pedir por Él... ya podría... pero sin ella, todo hubiera sido peor... Evangelina... Gracias!! )

Alineadas a su vista, tres fotos de su familia, encuadradas finamente, en cuero...

Tomó la de su hija, y la besó, largamente...

Cuando la puso en su lugar, tenía los ojos llenos de lágrimas...

Tomó un llavero de cuero, muy completo, con su inicial, apagó la luz, y descolgando el abrigo, se encaminó hacia la puerta...

Recorrió con la vista, por un largo instante, el estudio, antes de cerrar...

Ya en la calle, llamó un taxi...

Paraná y Arenales, por favor...

Felicitas Ibarguren de Saint Patrick, hablaba por teléfono, cuando el arquitecto entró a su casa...

¡¡Llegó tu padre, Mariana!!...¿están lejos?... bueno, bueno, los esperamos...

Hola, Ignacio...

Se puso en puntas de pie, para besar a su esposo.-

Era una mujer pequeña, que sujetaba con un broche, el pelo rubio.-

Vestía una larga pollera escocesa, un suéter de cuello V beige, y un pañuelo de seda, anudado al cuello, de costado, se veía debajo, de la camisa celeste...

¡¡ -Enseguida llegan los chicos, querido... el tránsito está infernal!!...

-Muy bien, servime algo, vuelvo enseguida...

El arquitecto, entró al dormitorio, se quitó el saco, y la corbata, y se puso una robe bordó, con solapas azules. -

Miró la puerta que había cerrado, y tomó un envoltorio, que sacó del estante mas alto, del gran placard, de puertas espejadas...

Lo abrió sobre la cama, apareciendo un Smith & Wesson 38 Special, cromado, y con cachas de nácar...

Mirando con insistencia la puerta, lo colocó, en el cajón de la mesa de luz, de su lado...

Anudando la robe, volvió al living...

Felicitas le entregó, un scotch, con hielo...

Buscó su sillón...

Bebió un largo trago, sintiendo, que el licor, lo recorría... con gran placer...

En un segundo sorbo, observó con marcado desdén, como Felicitas, se movía presurosa, alrededor de la mesa, cuidándolo todo...

Ni una sola curva, se podía sospechar, debajo de su muy austero atuendo...

(Siempre fue así... pensó Saint Patrick...también aquél día)...

Pero era una mujer honesta, y buena madre...

Ciriaco Pérez Ortiz, allá, a principios de los setenta, festejaba su cumpleaños, en la casona de Acasusso.-

Eran tiempos de Isabel, y Ciriaco y sus amigos, eran también... conspiradores...

Como a medianoche, se reunieron varios, en el gran despacho, del padre... y los brindis, por dios, y la Patria, se sucedían, a grandes voces...

-“¡Los vamos a hacer mierda, carajo, todo esto acabará... lo veré, en la tapa, de los diarios, al día siguiente!”-

El joven estudiante de arquitectura, siempre, se sintió fuera de éstas cuestiones, y elegía alegremente, unos saladitos, en la gran mesa del salón, cubierta con un impecable mantel blanco, bordado...

Felicitas Ibarguren, recién egresada de Bellas Artes, con una copa de champagne, en la mano, se paró, delante de la torta, de tres pisos, en la cabecera de la mesa...

¡¡Me quedaré hasta que la corten!!...

Se dirigía al joven rubio, que se había llevado un sándwich de pavita, inolvidable, a la boca, viendo como los ojos más verdes, y grandes, que hubiera visto, le sonreían...

(Por allí entré... sin duda...)

El portero eléctrico, sonó musical...

- Llegaron Ignacio... la mujer fue hasta la cocina...

¡¡- Mariana, adelante!!...

En un par de minutos, Mariana y su novio, saludaban a Ignacio, que los abrazó juntos...

-Sientensé chicos... en un ratito comemos...

-Yo voy a ayudar a mamá.

Matías y su suegro se quedaron solos...

- ¿Como va Ignacio... el estudio?

El padre de Mariana, charló en buen tono, con el chico, lo consideraba, le gustaba...

Matías, trabajaba, y estaba en el último año, de su carrera de abogacía...

Todo estaría bien, seguramente.-

Era medianoche, cuando Mariana y Matías, saludaban a sus padres en la vereda Estaba fresco, y enseguida llamaron, al primer taxi que pasaba...

Con las manos alzadas, Ignacio y Felicitas, cerraron rápidamente.-

Se acostaron enseguida.-

Tuvieron un rato de sexo oral, que en los últimos cinco años, era lo único que se permitían.-

El vaginismo de su mujer, y su propia obesidad, no les permitían mas variantes.-

Además... estaba...Evangelina...

Otro puntazo, como aquél en el estudio, no lo dejó disfrutar, de su eyaculación...

Felicitas se durmió enseguida, él, estuvo un rato despierto...

Cuando se disponía a dormir, hecho un vistazo, dentro del cajón de su mesa de luz...allí estaba...

Apagó su velador, y sintió que el sueño llegaba...

La mañana, apareció lluviosa .Le costó encontrar un taxi...

- Marcelo T. y Junín... anunció, cuando consiguió uno... por Junín antes de llegar a Marcelo T., chofer, me espera un instante, retiro algo, y seguimos... ¿si?...

El chofer asintió con la cabeza...

No estaban lejos, en diez minutos llegaron...

Un segundo, chofer...

Saint Patrick desapareció, tras la puerta de vidrio, del laboratorio...

En cinco minutos, bajó corriendo, los pocos escalones de la entrada, con un sobre blanco, de buen tamaño, en la mano.-Cruzó velozmente, Junín. Aún llovía, suavemente...

Se sentó jadeando...

- Cerrito y Viamonte, por favor...

Estuvo unos minutos, recuperando el aire, sentado, mirando por la ventanilla...

Habían cruzado Callao, cuando tomó el sobre, que había dejado sobre el asiento...

Lo abrió, y extrajo una hoja, despaciosamente...

No habían pasado, dos minutos, cuando, Elías, el chofer, lo escuchó decir...

-¡¡Yo sabía... yo sabía... Dios!!...

Elías Vázquez, el chofer, lo vio por el espejo, meterse el revolver en la boca... disparó...

Su cuerpo, se movió hacia adelante y hacia atrás, violentamente, al tiempo que la luneta, explotaba...

El chofer clavó, y se tiro del auto, gritando...

El arquitecto, aún tenía en su mano, el sobre del laboratorio, cuando todo se llenó, de curiosos, policías, y aullidos de ambulancias.

Montoya, oficial a cargo, hizo una seña al sargento, arrodillado, junto al cuerpo, y Sidirack, deslizó el cierre de la bolsa, ocultando la cabeza destrozada, del arquitecto, de la vista de todos.-

Dos policías, subieron con gran esfuerzo, el cuerpo a la morguera policial, cerraron las puertas, y quitándose, los guantes de látex, treparon a la camioneta, que salió a buena marcha, eludiendo, a los curiosos...

El médico de la segunda ambulancia, se acercó a Montoya, que tomaba apuntes, sobre una tablita con hojas membretadas...

-Tenía cáncer el gordo, ¿no, oficial?...

¡Aja!... el policía, no levantó la vista...

-Pobre tipo, sesenta y seis años... ¡En fin!... el tachero, tiene una crisis nerviosa, me lo llevo al Fernández... Ud. nos acompaña?...

Por supuesto, sígannos... ¡Sidirack!...es hora, vamos...

El patrullero, precediendo a la ambulancia, partió, con baliza y sirena, prendidos...

En Paraguay, antes de llegar a Cerrito, quedaban... un taxi a 45 grados, con las cuatro puertas abiertas, y vidrios dispersos, llenos de sangre, a su alrededor...

¡¡Atentos, atentos!!... móvil para Alberdi y Doblas... móvil para Alberdi y Doblas -

El radio taxi, no había sido silenciado... Dos policías en sus motos cortaban, la calle con grandes ademanes, y a los pitazos.... circulen...circulen...



"El Arquitecto"
Original de Eduardo DE VINCENZI