viernes, 28 de agosto de 2015

Mi viejo

Para fines de los 50ta., Papá no manejaba. ( Estaba inhabilitado, alguna vez te contaré porqué ). 
Desde muy joven conducía  y por esos días, el Viejo trabajaba de peón de albañil, en un edificio
en construcción en la misma manzana donde vivíamos .- Esa mañana mi Madre, debía consultar algo
con Él, y me envió a decírselo, caminé los escasos cien metros que me separaban del sitio, haciendo 
rodar un autito de plástico, por todas las paredes .-

La obra tenía su empalizada tumbada y se podía ver toda la actividad. Iban llegando al 2º piso. 
Subiendo la escalera que harían llegar hasta la azotea, Eduardo O.M  subía cargado con una bolsa
de 50 kgs. de cemento a su espalda. Cuando lo llamé, giró apenas la cabeza rubia llena de cal … 
- Voy esperame un instante ¡! - … estaba agachado haciendo andar mi auto, cuando llegó a mi lado. 
Se había atrapado uno de los guantes con la axila, para acariciarme la cabeza … -¿ Que pasa negrito 
¿ … Se sacó el sudor de la frente con su antebrazo … mi cochecito se quedó entre sus botines de peon.
Jamás olvidaré la escena que te acabo de describir … y menos aun, la que siguió horas después.


Por aquellos días, las tareas en las obras ( y había muchas ), teminaban a las 5 de la tarde.
A esa hora casi al unísono, se escuchaban en varias cuadras a la redonda, decenas de campanas
anunciándolo. La gente sabía que eran las 5, por las gons de las obras, que en realidad lo hacían
en todos los casos, con un hierro grueso colgado y otro en las manos del que le tocaba.
Era frecuente asimismo, que desde un caño a un metro de altura, del que fluía un gran chorro de
agua limpia, que emanaba de las napas al pozo cavado, los obreros se ducharan de cintura para arriba,
en grupos de a tres. La imagen rebosaba de trabajo y masculinidad . La alegría de la jornada terminada.
Los hombres se arrojaban agua, y jugaban de manos, tratando de ubicarse mas temprano que tarde,
debajo del chorro …


Escena siguiente. El Viejo cubría a grandes pasos la distancia hasta casa, y besando a mi Madre,
mateando, esperaban mi llegada del colegio .- Me revisaba los cuadernos, un breve interrogatorio
y luego aprontaba su bastidor, su paleta y sus óleos y colocándose una boina de pana muy gastada y de
color verde, ya con un guardapolvos azul lleno de colores, habría el gran ventanal que tenía la
habitación sobre la calle, y destapando la pintura que venía trabajando, esas manos que por la
mañana estibaban decenas de bolsas de 50 kgs, por una incipiente escalera sin ningún atisbo de protección,
mezclaban ahora colores en la paleta, y los pinceles se turnaban en sus labios.




Y eso … ¿ viste Francisco ¿ … mi Padre era una bestia de carga para “parar la olla”, como decimos
por aca, y un artista al caer la tarde …y asi fue siempre … un talento acuciado por la imperiosa necesidad
de subsistir . Pero jamás se quejaba, se acostaba con la imagen de su pintura de avance lento, y el
puñado de vecinos que se agrupaban en la vereda, viéndolo pintar.

Para ellos tal vez mi Padre fuera el artista del barrio, pocos lo reconocerían lleno de cal paleando
pastones .- Pero yo si, y era como indescifrable …  Quién era mi Padre …  aquél o éste
¿Ya de muchacho me enteré que era el mismo … y eso también tenía varias interpretaciones …
para mi ….

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